El
objetivo más importante del tratamiento de la diabetes mellitus es prevenir el
desarrollo y la progresión de las complicaciones crónicas, lo que requiere el
mantenimiento de las cifras de glicemia dentro de los parámetros establecidos
como normales.
El
estándar utilizado en la actualidad para controlar la progresión de la
enfermedad es la hemoglobina glicosilada (HbA1C), sin embargo, se ha
demostrado que dicho indicador no refleja adecuadamente el estatus glicémico en
algunas condiciones en que se producen cambios rápidos en la concentración de
glucosa y en pacientes con anemia y algunas variantes de hemoglobina.
Por
tal razón, se ha venido analizando la conveniencia de incluir la medición de
albúmina glicosilada, un indicador que refleja de manera más precisa los
cambios ocurridos en el nivel de glucosa plasmática a corto plazo, siendo de
gran utilidad en pacientes con trastornos hematológicos.
Un
artículo publicado recientemente en la revista Clinica Chimica Acta, presenta
una revisión actualizada del tema, haciendo énfasis en la situación de los
pacientes diabéticos con trastornos hematológicos y en las condiciones médicas
que dan lugar a cambios rápidos en la concentración de glucosa, finalizando con
un valoración de la utilidad clínica de este indicador en el control de la
enfermedad.
Referencia
Koga M. Glycated albumin: clinical usefulness. Clinica
Chimica Acta 433 (2014) 96–104